Los días 1 y 2 de noviembre señalaba en tiempos pasados el final de los trabajos del campo y, prácticamente,
el comienzo del invierno.
Tradicionalmente, siempre se ha celebrado en Villavieja del Lozoya el día de Los Santos y nos consta que en el siglo XVIII el Concejo pagaba un refresco a todos los vecinos.
En la actualidad pueblo preparan ‘los puches’, un postre que se degusta colectivamente. El Día de las Calaveras (o de las Calabazas) era un modo profano de recordar a los fieles difuntos. Para ello se hacían “calaveras” con calabazas vaciadas en cuyo exterior se tallaban rostros que “daban miedo” y en cuyo interior se colocaban luces que para conseguir un efecto fantasmal.
En Villavieja del Lozoya durante esta fiesta se realiza un taller para que los más pequeños aprendan a realizar las “calaveras” y continúen con la tradición. Después de terminado el taller, se hace un vistoso recorrido por las calles del pueblo, destacando en la oscuridad de la noche las luces, las candelas y las calabazas que llevan los participantes.