Estas fiestas, por estar vinculadas al año litúrgico, no tienen una fecha fija, pero se sitúan entre los meses
de invierno y los de primavera. Ya está lejos la época en la que los carnavales de Villavieja del Lozoya tenían un fuerte carácter propio: antiguamente los disfraces se reducían a ir de “malo”, utilizando ropa vieja o ir de “bueno”, utilizando la ropa antigua sacada de los baúles.
En la actualidad se deja correr la imaginación para vestirse en estas fiestas con todo tipo de disfraces, aunque todavía se usan las máscaras de aspecto muy primitivo, con rasgos monstruosos o de animales. Los Carnavales de Villavieja eran días de muchas bromas, de aquí el dicho: En Carnaval todo pasa, quien no quiera bromas que se esté en su casa. Los Carnavales se cierran con la procesión nocturna del Entierro de la Sardina, con fuerte sabor local. Como complemento gastronómico de los Carnavales, se hacen y se consumen colectivamente los tradicionales buñuelos.