Comenzamos en la Plaza Mayor y tomando la calle del Barco o del Roble apareceremos enseguida en el antiguo lavadero del pueblo que aún funciona abastecido por La Reguera. Desde allí ya en pleno campo tomamos un camino al principio hormigonado que da paso más adelante a firme de gravilla en muy buen estado.
Después de pasar unos establos de reciente construcción para reunir el ganado llegamos a un zarzo (puerta) y tomaremos una colada (sendero) a mano izquierda que un poco más adelante da paso a unas magníficas vistas de Las Dehesas de Villavieja con el fondo del pueblo a los pies de la sierra.
Llegamos a un punto en el que la colada se ensancha y con muchas piedras sueltas para dividirse en dos. A la izquierda podemos visitar en media hora ida y vuelta los restos de la ermita de La Trinidad que se explica al final. Nosotros tomaremos el sendero de la derecha que transcurre por el paraje de Navalonga entre encinares y nos llevará después de un trecho a la misma orilla del embalse de Riosequillo. Si tenemos suerte y el nivel está al 100% podremos disfrutar de las quietas y limpias agua del Lozoya en formato tentador de playa de arena pero hemos de advertir que el baño está prohibido en todo el embalse. De aquí se abastece la ciudad de Madrid de agua potable a través del Canal de Isabel II.
Seguimos bordeando el embalse ya por una pista de tierra. Una vez tierra adentro en dirección al pueblo de Pinilla de Buitrago llegaremos a un gran espacio abierto desde donde se divisa una cruz sobre una colina. En ese punto cogemos una vereda a la derecha entre cercados de alambre. Al llegar junto a una explotación agropecuaria giramos a la derecha. El camino nos llevará en un agradable paseo de nuevo hasta La Dehesa Boyal de Villavieja, dejando a la izquierda las casas del Prado Gamonal.
Posteriormente entrando a la pista por el zarzo llegaremos de nuevo a los establos del principio de la excursión. Desde allí desandamos el camino hasta Villavieja.